CARTAS A MI MADRE. PRIMERA CARTA.





PRIMERA CARTA

Todavía yo no era consciente de las cosas, apenas tenía tres años cuando pasó, pero tú siempre estuviste ahí.
Que difícil se me hace encontrar las palabras para expresarme cuando se trata de ti.
Me diste la vida con la ilusión de una madre primeriza, con la ilusión de formar una familia y que fuésemos tres. O cuatro, o cinco, en realidad querías más hijos, pero no pudo ser.
La primera nieta para todos los abuelos, la primera sobrina para muchos de mis tíos, la primera hija para mis padres. O debería puntualizar mejor y decir que fui la primera hija para ti, porque para papá... ya sabes como funciona. Un buen día se fue y ya no volvió.
Pero no creas que no he tenido padre, lo tenía, no estaba y tuve una madre que valía por dos.
Nunca jugaste conmigo a fútbol, ni me llevaste a una carrera de motos, ni tampoco me enseñaste a arreglar un coche, pero hiciste algo mucho mejor por mi.
Me enseñaste a valorarlo todo, me enseñaste qué es luchar y sacar adelante a alguien con tu esfuerzo, y hoy tengo tantas cosas que agradecerte que ni siquiera sabría por donde empezar.
Ahora mismo sólo se me ocurre darte las gracias por una cosa, quizás una de las más importantes.
Gracias por hacer de mi todo lo que soy a día de hoy.

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